martes, 4 de noviembre de 2014

A 35 años de la toma del “Nido de Espías”

Mural en el edificio de la embajada estadounidense en Teherán


El 4 de noviembre de 2014 se cumplen 35 años desde que, tras la huida del Shah Reza Pahlavi y el colapso de la monarquía persa, un grupo de estudiantes iraníes irrumpiera en la embajada de Estados Unidos en Teherán y mantuviera al personal diplomático como rehenes durante 444 días. Este episodio provocó en Irán una ola de euforia nacionalista y sirvió como justificación para la persecución contra liberales moderados, lo que ayudó a consolidar el nuevo régimen revolucionario. La crisis resultó en la ruptura total de relaciones diplomáticas – que se mantiene hasta hoy – entre la superpotencia y la obstinada República Islámica.

Ni Oriente ni Occidente, sino que República Islámica 

Tras el golpe de Estado de 1953, apoyado por Estados Unidos y el Reino Unido, Mohammad Reza Pahlavi, el último emperador iraní, impuso una monarquía absoluta y con su policía secreta reprimió violentamente cualquier forma de disidencia política. Durante su reinado realizó una serie de reformas en las que empresas estadounidenses y británicas se hicieron del control del sector petrolero del país, como también permitieron la instalación de bases militares e invirtió enormes sumas en armamento occidental.

Reza Pahlavi emprendió un programa de modernización económica en parte exitoso ya que en los años 60 y 70 el crecimiento económico anual promedió el 7%, aunque tuvo como consecuencia una enorme desigualdad económica y una invasión cultural occidental en un país tradicionalmente orgulloso de su historia y tradiciones.

Gharbzadegí es un término persa peyorativo popularizado por varios escritores durante los años 70 que pasó a ser uno de los pilares ideológicos de la Revolución Islámica. Se traduce como “occidentoxicación” o “envenenamiento con ideas occidentales” y refleja el hastío en ciertos sectores religiosos y de izquierda por la desconexión entre la dinastía gobernante y el resto del país y el desprecio que mostraban las clases altas occidentalizadas hacia lo iraní y los sectores más bajos de la sociedad.

Tras varios años de tensa calma durante la década de los 70, en octubre de 1977 comenzaron las primeras protestas estudiantiles contra la monarquía que se intensificaron durante 1978 y derivaron en una campaña de huelgas y desobediencia civil que paralizaron al país.
Hombre sosteniendo un periódico con el titular "Shâh raft" o "El Shah se fue"

En enero de 1979, Reza Pahlavi huyó del país y dejó a cargo a un primer ministro de la oposición. Como gesto conciliador, el nuevo primer ministro invitó a uno de los líderes políticos y religiosos de la oposición, el ayatolá Ruholá Jomeiní a que regrese al país tras haber sido exiliado. Luego de su llegada, Jomeiní, en un discurso, desconoció la autoridad del gobierno monarquista y formó un gobierno provisional revolucionario. Poco después, luego de duros enfrentamientos de grupos guerrilleros de izquierda y fuerzas leales a Jomeiní contra las fuerzas de seguridad, el gobierno monarquista colapsó.

En marzo se convocó un referéndum en el que los ciudadanos votarían por el reemplazo de la monarquía con un gobierno de carácter religioso. El 98% se mostró a favor de una república islámica.

La toma del “Nido de Espías” 

Ante temores de que se repitiese un golpe de Estado reaccionario como el de 1953, el 4 de noviembre de 1979 un grupo de unos 400 estudiantes y seguidores de Jomeiní ingresó a la embajada de Estados Unidos en Teherán, a la que se referían como “nido de espías”  y tomó como rehenes a 52 miembros del  personal diplomático.

Toma de la embajada


Masumé Ebtekar, académica y actual vicepresidenta de Irán, participó en la toma de la Embajada estadounidense y fue la vocera de los estudiantes durante la crisis. Tiene una larga historia de activismo político y ha publicado varios libros sobre derechos de las mujeres, políticas medioambientales y la historia de la República Islámica. En su libro Toma en Teherán (Takeover in Tehran), publicado en 2000, describe el caótico ambiente posrevolucionario y las sospechas que había sobre un posible golpe de Estado reaccionario, planeado por EEUU, que reinstauraría al depuesto Shah.

“No teníamos pruebas en ese momento, pero teníamos la certeza de que había agentes extranjeros que trataban de fomentar el caos y debilitar la naciente república. Miles de grupos políticos aparecieron en menos de seis meses, cada uno tratando de convencer al resto de sus ideales. Cada día los periódicos publicaban los más descabellados rumores. Era casi como si su objetivo premeditado fuera crear una atmósfera de incertidumbre. También brindaban apoyo inmediato a distintas insurrecciones tribales que aparecían en varias regiones del país.  Y el Gobierno provisional lo único que hacía era titubear y encasquillarse”, escribió Ebtekar.

Los estudiantes además exigían que el gobierno del entonces presidente Jimmy Carter extraditara a Reza Pahlavi, quien se encontraba en Estados Unidos recibiendo tratamiento médico, para juzgarlo por los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad durante su reinado.

Operación “Eagle Claw”

El gobierno de Carter respondió con un embargo petrolero y congeló los activos iraníes en bancos estadounidenses.

El 25 de abril de 1980, Estados Unidos inició una operación de rescate de los rehenes. Se enviaron ocho helicópteros al primer punto de reabastecimiento dentro de Irán, pero solo cinco llegaron en condiciones operativas. Debido al número de rehenes, se requerían como mínimo seis helicópteros, así que se decidió cancelar la operación. En el trayecto de vuelta, un helicóptero se estrelló contra un avión de transporte, lo que resultó en la muerte de ocho soldados.

Las noticias sobre la fallida incursión militar estadounidense en territorio iraní, más los documentos encontrados en la embajada sobre labores de espionaje y sabotaje, corroboraron las sospechas que se tenían sobre las intenciones de Estados Unidos. Además, esto ayudó al nuevo régimen islamista a justificar purgas contra grupos liberales y de izquierda, otrora aliados en la lucha contra Pahlavi, acusándolos de cooperar con Occidente o estar bajo órdenes soviéticas.

La muerte del Shah el 27 de julio y la invasión de Saddam Hussein a Irán en septiembre probablemente jugaron un rol en el cambio de postura iraní.  Tras varios encuentros entre representantes iraníes y estadounidenses, el 2 de noviembre de 1980 el parlamento iraní estableció condiciones concretas que deberían cumplirse para liberar a los rehenes.

Las negociaiones contaron con la mediación de Argelia y ambas partes firmaron el Acuerdo de Argel en la capital argelina el 19 de enero de 1981.

Los rehenes fueron finalmente liberados el 20 de enero de 1981, tan solo minutos luego de que Ronald Reagan asumiera oficialmente como presidente.


El 4 de noviembre en Irán

El derrocamiento del gobierno títere del Shah, los planes frustrados de reinstaurar su régimen y el bochornoso intento por rescatar a los rehenes fueron golpes duros al control y la imagen estadounidense en Oriente Próximo.

En Irán la toma de la embajada se la recuerda con un feriado, el día nacional contra la “Arrogancia Global” –  término empleado en el país persa para referirse al imperialismo occidental.

Actualmente en el edificio de la embajada funciona un museo en el que se exhiben distintos equipos de comunicación y recolección de datos de los años 70 y varios de los documentos.

El 4 de noviembre de 2013, el líder supremo ayatolá Alí Jameneí  dio un discurso alusivo a la captura de la embajada y a las revelaciones en WikiLeaks del extécnico de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden.

“En esa época, nuestros jóvenes se referían a la embajada estadounidense como un ‘nido de espías’ y hoy, luego de más de tres décadas, vemos cómo las embajadas estadounidenses en Europa siguen fieles a su tradición”, dijo Jameneí en su discurso.

domingo, 2 de noviembre de 2014

El futuro del mundo: ¿Geoeconomía bipolar?


Por Dmitri Trenin

En un evento en Pekín a mediados de octubre, un académico chino dijo que la visión de un mundo multipolar, central en la política exterior china, era en realidad poco factible — debido a la mera inexistencia de múltiples polos. De hecho, dijo, actualmente solo se ven dos polos: Estados Unidos y China. Todos los otros países deberán decidir con quién alinearse. Varios en el público asintieron e incluso hubo quienes sugirieron que entre las filas del Partido Comunista chino hay muchos que piensan así, a pesar de la doctrina declarada oficialmente.

Los eventos políticos ocurridos durante este año parecen dar validez a una emergente bipolaridad. La crisis ucraniana ha puesto fin a las esperanzas de Rusia de construir una "Gran Europa" o formar una alianza estratégica con Japón. La Unión Europea intenta cortar sus lazos comerciales con Rusia y el primer ministro japonés Shinzo Abe ha tenido que abandonar la idea de formar un nexo estratégico con Moscú. Japón y Europa parecen estar alineados con Estados Unidos. Rusia, por su parte, ante las sanciones occidentales, ha tenido que intensificar sus relaciones con China. Como el académico chino dijo: no les queda otra opción.

Varias tendencias geoeconómicas fundamentales apuntan hacia la misma dirección.  Como Konstantín Simónov expuso en su columna en el diario ruso Vedmosti, la reindustrialización en Estados Unidos gracias a la caída de los precios en la energía y el alza en la mano de obra asiática permitirían resucitar el espacio económico panamericano desde Canadá hasta Chile, con Estados Unidos a su centro. Europa, Japón y Australia ya parecen estar alineándose con Estados Unidos a través de alianzas trasatlánticas y transpacíficas. Por su parte, China está trabajando en expandir su consumo interno y consolidar lazos con países vecinos en Asia.

Las iniciativas del presidente Xi Jinping, anunciadas en 2013 sobre el Cinturón Económico Ruta de la Seda apuntan a los dos principales ejes de la expansión geoeconómica china. Pekín tiene los ojos puestos en Asia Central y el Sudeste Asiático como áreas principales para expandir la inversión y el comercio. Eurasia y el Subcontinente Indio son los siguientes. Si estos planes se implementan con éxito, la futura Sinoesfera económica, o Gran Asia, abarcará los países del Golfo Pérsico, las costas del Mar Negro y el Báltico e incluirá países como India, Indonesia, Irán, Pakistán y Rusia.



Puede que la regionalización sea efectivamente la siguiente etapa en la globalización. La competencia entre macroregiones será esencial en la geoeconomía y geopolítica internacional. A diferencia de las primeras etapas de la globalización, las normas y principios de los principales actores estarán en disputa activa.  No se puede descartar la posibilidad de que esta disputa no sea siempre pacífica.  La geoeconomía de por sí no puede forjar un nuevo orden global estable. Como los eventos de los últimos meses han mostrado, la geopolítica siempre está detrás alterando el resultado final del proceso, sobretodo cuando se la ignora.  Un mundo de varios polos más o menos iguales no se ve posible. Pero no cuenten con una bi-hegemonía sino-estadounidense. El mundo que se viene será más caótico, pero mucho más interesante.

sábado, 1 de noviembre de 2014

El cambio del centro de gravedad económico mundial más rapido en la historia ocurrió entre 2000 y 2010


El cambio del centro de gravedad económico mundial más rapido en la historia ocurrió entre 2000 y 2010

El centro de gravedad económico se calcula "pesando" los países de acuerdo a su PIB en tres dimenciones y proyectándolo en la superficie de la tierra.

En los últimos siglos, el centro se fue moviendo al norte, lo que se explica debido a que si tenemos la forma esférica de la Tierra en cuenta, América del Norte queda en realidad al "noroeste" de Asia.